(Jorge Fandermole)
Cómo se te ovilla el tiempo
en su corazón de lana
sangrando en el movimiento
por las cribas de la trama.
En el aire vi unas manos
y en las manos la tibieza
y en lo tibio del hilado
el hielo de la tristeza.
Ven y téjeme las notas
en los puntos de la urdimbre
paso a paso y gota a gota
con tus agujas de mimbre.
Ay, Edilia si te olvidas
de anudar tus propios pasos
va a venir la noche un día
a dormírsete en los brazos.
En el sueño, tejedora,
donde tus lanas te alumbran
te soñás tejiendo auroras
en medio de la penumbra.
Artes de adivinadora
te cuentan lo sucedido
y tus lanas lo atesoran
en la piel de tu tejido.
Quién te habrá dado esa prisa
prendida en colores fuertes
y en los bordes de ceniza
lentitudes de la muerte.
Cuando sientas en tu hilado
que mi tiempo se ha vencido
dibujame un sol gastado
con las hebras del olvido.
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